Tokyo / New York [regis]

Llegué al aeropuerto muy pronto, con una hora de antelación antes de que saliese mi vuelo hacia New York. Iba con dos grandes maletas y los auriculares del MP3 puestos. Llevaba un vestido rojo, demangas largas y un ancho cinturon que me cubria todo el vientre. Llevaba unas botas negras altas y con un imopresionante tacón. Anunciaron que ya se podian dejar las maletas para meterlas en el avión, por lo que me acerqu´´e a la zona adecuada, dejé mis maletas marchar por la cinta y luego volvía mi asiento, escuchando mi música a mi aire.
Pasadas unas cuantas horas de viaje, llegué a mi destino, la gran ciudad, New York. Nada más llegar todo era un puro y duro jaleo. Llamé por teléfono para encargar un taxi, ya que iba a tomar el que estaba más lejos del aeropuerto, la entrada de este estaba atestada y no em gustaba agobiarme.
Después de llamar me decepcioné al saber que tardaría más de una hora, por lo que me senté en un asiento, con mis dos maletas a mi lado y me puse a esperar.

Regis estava paseando, recolectando olores, mientras
escuchava heavy metal en su mp3 de la edat de piedra.
Un sinfin de variedades se abrian a su mundo, cuando
una olor especial se crucó en su camino provenia de una
mujer sentada en un banco.
Se acercó lentamente a la mujer y la sorprendio por la espalda.


-Sabes que tienes un jodido olor muy especial?

Me sobresalté al escuchar la voz de alguien a mis espaldas, por lo que di un pequeño bote en el asiento y me giré para poder mirarle a la cara. No le conocía de nada y me mosqueé realmente al procesar lo que me habia dicho. Levanté levemente una de mis cejas y me puse atenta y con la guardia alta por si era necesario.

- ¿Asi? Pues es de mala educación ir oliendo a la gente por ahí, que lo sepas.

Regis sonrió mostrando unos caninos super desarollados.

-Lo que deberia de ser de mala educación deberia ser el echar un
pestazo como el que haces tu.

Dijo deslenguado Regis a la vez que metia las manos en los bolsillos.
Aquello de primer acercamiento a las presas nunca se le havia dado
bien.

- Gracias por tu sinceridad, cambiaré de perfume... ¿algo más?

Dije en tono cortante y frío. Ese tío me había sacado mis casillas a tal velocidad, que se me pasó por la cabeza la palabra con la que le llamría de por vida sin nos volvíamos a ver... aunqeu no me gustaba ser malvada con la gente, no pude evitar pensar casi con un cartel luminoso pasar por mi cabeza: Capullo.
Le eché una mala mirada antes de girarme, para no mirarle y volví a repetir en un tono algo más gentil.

- ¿Algo más?